Stéphane Fuget prosigue su exploración de la ópera italiana antigua, tras grabar la trilogía de óperas de Monteverdi en Versalles.
Stéphane Fuget prosigue su exploración de la ópera italiana antigua, tras grabar la trilogía de óperas de Monteverdi en Versalles. Como continuación de esta última (Orfeo, 1607), La Morte d'Orfeo (1619), de Stefano Landi, pone música al regreso del héroe tras su fracaso en devolver a Eurídice a la tierra. En su dolor, Orfeo renuncia a las alegrías terrenales. Dioniso se ofende y lo entrega a la furia de las Bacantes: muere despedazado bajo sus golpes.
Alternando la cólera de Baco, la crueldad de sus sacerdotisas y la extraña indiferencia de Eurídice, que ha bebido el agua del olvido, La Morte d'Orfeo utiliza los efectos musicales para crear una dinámica emocional rica en contrastes, como el claroscuro de la pintura caravaggesca: una belleza hipnótica...