Ya no tiene que probar nada. Y lo demuestra. Si Forrest Gump hubiera subido al escenario, este podría haber sido el espectáculo que hubiera hecho. Una auténtica ingenuidad que cambia las situaciones que son a priori ordinarias.
No hay 36 personajes con efectos locos. Hay un loco que no ha integrado realmente los códigos sociales y que desenmascara 36 realidades que nos son familiares. Un espectáculo que puede aumentar su esperanza de vida en 35 años. . .