En la carretera de Arles, en Fontvieille, aún puede verse entre pinos y encinas un viejo molino desmantelado: es el molino de Alphonse Daudet.
Fue aquí donde el poeta pasó largas jornadas de sueños y recuerdos. Fue aquí donde se aprovisionó de sol y de perfumes, de leyendas y de estribillos. Fue aquí donde empezó a moler sus pequeñas historias de Provenza. Fue aquí donde soñó Lettres de mon Moulin: una pequeña obra maestra, tan provenzal y tan francesa, tan regional y tan universal a la vez, impregnada de sensibilidad humana y perfumada de humor: un rocío de picardía y buen humor, un ramillete de ternura. Un espectáculo sobre una obra esencial de nuestro patrimonio literario para disfrutar en familia...