El Misántropo es una de las obras maestras de Molière. Para Les Malins Plaisirs, esta obra representa «un momento», cuando una compañía se siente capaz de llevar a escena uno de los más grandes textos del repertorio.
El Misántropo es una de las obras maestras de Molière. Para Les Malins Plaisirs, esta obra representa «un momento», aquel en el que una compañía, habiendo alcanzado un cierto grado de madurez y experiencia, se siente capaz de llevar a escena uno de los textos más grandes del repertorio, de asumirlo en toda su complejidad y quizás incluso de revelar aspectos del mismo que no se suelen tener en cuenta.
El Misántropo es el placer de un lenguaje preciso y refinado. Con Molière, es siempre la hábil imbricación de humor y profundidad lo que produce la fuerza de su teatro y constituye la dificultad esencial de su interpretación. A ello se añade, en este caso, la permanente y notable ambigüedad de los personajes principales, una ambigüedad que es esencial preservar. El espectáculo es un éxito cuando todos los espectadores tienen ganas de besar y abofetear tanto a Alceste como a Célimène.
"Quiero que seamos sinceros, y como hombre de honor, no quiero que digamos una palabra que no salga del corazón.
«Y es una locura de primer orden querer inmiscuirse en la corrección del mundo».
«Hay muchos lugares donde la franqueza total sería ridícula y no estaría permitida».
De Molière, dirigida por Vincent Tavernier, decorado de Claire Niquet, vestuario de Erick Plaza-Cochet, iluminación de Carlos Pérez con Laurent Prévôt, Pierre-Guy Cluzeau, Marie Loisel, Anne-Fanny Kessler, Jeanne Bonenfant, Benoît Dallongeville, Olivier Berhault, Quentin-Maya Boyé, Nicolas Rivals.